Una de las mayores campañas de la primera mitad de la Segunda Guerra Mundial, la Batalla de Inglaterra (Battle of Britain en inglés), es el nombre comúnmente otorgado al intento de la Luftwaffe para ganar la superioridad aérea sobre la Royal Air Force (RAF), antes de una planeada invasión a Inglaterra tanto aérea como naval (Operación León Marino.
Guerra en el norte de Africa
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Campaña en África del Norte, también conocida como la Guerra del Desierto, tuvo lugar en el desierto de África del Norte, a partir del 10 de junio de 1940 y hasta el 16 de mayo de 1943. Incluyó campañas en Libia y Egipto (Desierto Occidental), en Marruecos y Argelia (conocida por los Aliados como Operación Torch) y en Túnez.

La lucha en el Norte de África empezó con la ocupación del italiano Fuerte Capuzzo por fuerzas británicas en junio de 1940. Esto fue seguido por una ofensiva italiana y una contraofensiva británica. Cuando los italianos sufrieron terribles derrotas, el Afrika Korps alemán (mandado por el mariscal de Campo Erwin Rommel) acudió en su ayuda. Después de una serie de batallas de tira y afloja por el control de Libia y de algunas partes de Egipto, las fuerzas británicas (bajo el mando del general Bernard Montgomery) empujaron a las fuerzas del Eje hacia Túnez.
Batalla del Altantico
La Batalla del Atlántico fue el enfrentamiento naval que tuvo como teatro de operaciones el océano Atlántico, prácticamente en toda su extensión, librada durante la Segunda Guerra Mundial entre los grandes navíos alemanes, los U-Boote comandados por el almirante Karl Dönitz y la casi totalidad de la escuadra británica. Comenzó el 3 de septiembre de 1939 y duró hasta el final de la guerra. Conscientes de que la Kriegsmarine alemana no podría derrotar a la Royal Navy británica, los marinos alemanes intentaron bloquear a Gran Bretaña, destruyendo los buques mercantes que le suministraban recursos. La insuficiencia de buques submarinos alemanes al inicio de la guerra y la superioridad tecnológica y numérica aliada al final de la misma, frustraron los planes alemanes desde el comienzo.
Aunque la Kriegsmarine nunca puso en peligro de muerte a Gran Bretaña, causó muchos problemas de abastecimiento hasta principios de 1944, cuando la batalla acabó.
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